2.- De allí
que iniciada la guerra económica en marzo de 2013 con el ajuste del tipo de
cambio de 4,30 a 6,30 por dólar, en mala hora propuesta por los “expertos” de este
su gobierno, presidente Maduro -aprovechando falazmente aquellos angustiosos
momentos de la agonía del comandante Chávez y de confusión-, lo primero que
hicieron las compañías multinacionales que operan en Venezuela fue reajustar inmediatamente
los sistemas de precios de sus productos en conexión con los aumentos que se
estaban disparando en el mercado negro. Y esto lo hizo en lo inmediato la
Johnson and Johnson. Para el primer trimestre del año 2013, esa empresa reajustó
los precios de ese trimestre en pañales, aceites, lociones para niños, papeles
sanitarios y toallitas para mujeres, etc, en 100 millones de dólares más de lo
programado en el año anterior. Y de la misma manera lo hicieron todas las demás-
desde la General Motor, General Electric, Chevrolet, Ford, Chrysler, y en
general -provocando esa endiablada explosión inflacionaria que hoy nos sigue conmoviendo incontenible, y a
un punto tal, que una esponja para lavar platos, que costaba 2,50, tiene precio
ahora de Bs. 500,00 fuertes. O sea, que una esponja para lavar platos tiene más
precio que medio cartón de huevos, y con un aumento porcentual en dos años de
20.000%. ¡Increíble!
Lo medular de
todo esto es que -en un juego macabro de buitres ante restos de animales
muertos que nos recuerda los mejores momentos de aquellos empresarios y
banqueros norteamericanos llamados los “barones del robo” como Henry “el
silencioso” Keep, Daniel Drew (cuyo nombre, incluso, lleva una universidad),
Jay Gould, Cornelius Vanderbilt entre otros de los ladrones de los más ladrones
antecesores de Rockefeller y J.P. Morgan-, esos grupos multinacionales y
banqueros se apoderaron de la dirección de los sistemas de precios en nuestro
país. Pero, ¿y cómo lo hicieron?
3.- La complicidad del chavismo sin Chávez con su tecnicismo neoliberal.
a) En esto
hay grandes contradicciones de fondo en cuanto a los contenidos del pensamiento
económico –las que implican de por sí la gran metódica de pie universal de
pensamiento capitalista con sus códigos y claves de lenguaje económico-, que
ameritan desentrañarse y requieren urgentemente problematizarse desde el punto
de vista de la concepción científica de la revolución socialista.
Y en este
respecto, el presidente Chávez tenía conciencia de que, en esta fase del
proceso revolucionario, para poder avanzar con una política económica
estabilizada más o menos -frente a la política neoliberal de la Escuela de
Chicago de Milton Friedman y von Hayeck ejecutada por la cuarta república-, era
necesario aplicar la política keynesiana. Política que permitía ejercer,
relativamente, un control autónomo por parte del Estado de sus ramas generales
de precios dadas en los distintos sectores de la producción y el comercio y,
además, sostener el control sistemático y cuidadoso del tipo de cambio, aún con
la modificación drástica del tipo de cambio realizada en el año 2010 en lo
posterior. Y en esto último el presidente Chávez no le permitió liberalidades
“técnicas” a su equipo económico, frenando de manera persistente el denominado “efecto
transferencia” que produce el tipo de cambio en el juego del comercio
internacional con el dólar, como (dinero caro que produce más dinero)
impulsador de subida de los precios de los bienes en el país. Por consiguiente,
al controlar, en lo más que pudo aún sin baremos de seguimientos y de
eficiencia productiva las cuantías de entregas de divisas a los distintos
sectores privados, a partir de 2003, también mantuvo frenada la acción
perversa del mercado paralelo, con lo que los niveles de inflación los mantuvo
oscilando en más de 10 y menos de 20%, de
manera consecutiva unos 10 a 11 años, en general.
Pero esta
situación de (más o menos) estabilidad económica-social, y que se mantenía en
equilibrio precario ante la presión del capital multinacional, al abandonarse
el criterio de aplicaciones de control vigilante sobre el tipo de cambio y la
línea general de precios internos del país, se resquebrajó totalmente ese dicho
equilibrio, se rompió y volvió añicos sin la presencia del presidente Chávez.
Ello era susceptible de que ocurriera puesto que el mismo presidente Chávez no
aprovechó la situación favorable a su liderazgo y proceso revolucionario después
de realizado el Referéndum del 2004 para avanzar con transformaciones jurídicas
revolucionarias en la estructura del Estado y con políticas de transformaciones
en los planos de la estructura económica, buscando a su vez el diseño y
establecimiento de una nueva economía política revolucionaria de transición al
socialismo, todo ello incorporando masivamente a la población, a los
trabajadores, aprovechando el desconcierto de la burguesía interna e imperial y
darles a su vez un tremendo golpe estratégico demoledor. Ello no ocurrió por no
preverse.
En su
oportunidad, cada triunfo revolucionario tiene que ser aprovechado al máximo
con la estrategia de avance y profundización de las transformaciones
estructurales de la revolución socialista. Por el contrario, nunca regodearse
por los resultados del triunfo circunstancial sobre la burguesía, ni mucho
menos creer en sus diálogos hipócritas de “democracia de derecho social”. Y eso
fue lo que se hizo en lo posterior con la victoria electoral de las elecciones
a la presidencia de la República que ganó el presidente Chávez con la consigna
de Rumbo al Socialismo en el 2006. Esta fue otra extraordinaria oportunidad que
se perdió.
Es importante
recordar ahora que luego -ante la presentación de la Memoria y Cuenta correspondiente
a la gestión del año 2010, con ocasión del reinicio de la nueva Asamblea
Nacional a principios de enero de ese año en la que se eligió presidente de la misma al
diputado Fernando Soto Rojas-, todos los ministros del gabinete del presidente
Chávez se aprestaron ante dicha Asamblea Nacional por una propuesta que
hizo el presidente Chávez, en
comparecencia ante los distintos diputados. Y si bien que, a más hacer una muy
buena representación sobre los asuntos de su competencia, dichos ministros,
encabezados por el Dr. Giordani, le dieron una soberbia paliza a toda la
representación de los diputados de la derecha en ese entonces, tampoco se
aprovechó ese momento favorable a las fuerzas revolucionarias para replantear
el impulso estratégico de avance hacia la vía del socialismo, estableciendo a
su vez las fases de definición de
objetivos de la entrada hacia el socialismo, la de su transición. No se aprovechó de
manera suficiente y eficiente esta extraordinaria y excelente tribuna política
y publicitaria –incluso con alcances de comunicación más allá de lo nacional y
de América Latina y del Caribe-, para establecer diferencias claras y precisas
entre las condiciones y estado de la vida de las poblaciones del presente,
respecto a las del régimen capitalista,
establecidas con nuevos parámetros sociológicos en términos del
humanismo en marcha, como concepción fundamental del socialismo. Esto, como
concepción epistemológica de la revolución socialista que se amerita con acervo de moral invencible, aún no se
tiene claro todavía.
Pero no, nada
de esto se hizo, y el presidente Chávez más bien fue pasivo y permisivo en aras
de una estabilidad democrática burguesa, la que le oponía su presión golpista
incesante, y en mucho descuidando las determinaciones de estrategias políticas
económicas a sus técnicos burgueses, que no conocen otras determinaciones de
conocimientos económicos y monetarios-financieros que las del capitalismo, las
de las ciencias económicas burguesas: todas las respuestas que exige la
sociedad las da el capital. Sin capital no hay desarrollo. Y ese fue su pecado
mayor, con el que se están obteniendo estos resultados desastrosos de hoy,
contra nuestro gobierno, país y pueblo.
Por esas
razones, el equipo económico con su
visión tecnócrata neoliberal, neo-manchesteriana incluso, aprovechó la
enfermedad del presidente Chávez y, seguidamente, tomó en lo inmediato la dirección económica –aconsejado por el
“lobby” del BM, el FMI, etc., con su siempre viejo cuño de coordinación
macroeconómica de manera que “Las fluctuaciones del tipo de cambio nominal
(que) tienen implicaciones para las políticas económicas (monetaria, cambiaria, fiscal, y sectorial), el comercio
internacional y los resultados macroeconómicos (inflación, crecimiento, empleo
y balanza de pagos)”11 tuvieran
sus efectos “pass-through” (efecto transferencia) a placer. Y pues, en el que
la inflación es el referente básico de la tasa de ganancia y la del rendimiento
de los capitales que operan en el país, de acuerdo con la teoría de “Las
expectativas racionales”.
Esto es, bien
que manteniéndose el discurso bolivariano para la referencia política de los
asuntos públicos y sociales, en la dirección de la estrategia económica del
gobierno, se volvió a reinstaurar la vieja y misma política neoliberal de los
gobiernos adeco-copeyanos, en tanto las corporaciones multinacionales junto a
lo más nefasto de la sindicación financiera mundial -mediante las decisiones
de política económica, monetaria y financiera tomadas por la dirección del
Banco Central de Venezuela y el Ministerio de Economía y Finanzas-, han retomado
la dirección de los sistemas de precios en nuestro país, de manera directa.
De ahí se
explica por qué la brutalidad explosiva e impune de la subida de los precios
afecta con su impacto brutal a las gentes de los veinticuatro estados de
nuestro país, de manera imparable. Pues, porque la estrategia soterrada de su equipo
económico apunta para elevar los niveles de la inflación a tono con las
exigencias de elevar la tasa de rendimiento de los capitales que ingresaren en
nuestro país. Apunta a “crear el clima propicio para las inversiones extranjeras”.
Esta es la premisa fundamental del neoliberalismo.
b) Bien que el mecanismo de control sistemático
del tipo de cambio, bajo los términos de la poderosa presión del capital
multinacional, que es la que imprime el dinamismo económico productivo,
comercial y financiero del mercado mundial, para ningún país es sostenible a
largo plazo. Y esto fue lo que causó la caída estrepitosa de la URSS, cuando el
imperialismo norteamericano produjo el cambio abrupto del paso de la economía
keynesiana a la neoliberal de la Escuela de Chicago y que, a su vez, se
constituyó el mercado del eurodólar, ayudado incluso, por y con los mismos
recursos monetarios y financieros de la
Unión Soviética con las ventas de sus grandes reservas de oro, las que Stalin
había preservado para financiar la guerra contra los Estados Unidos, y
otros recursos que no se habían ubicados en las instituciones financieras
capitalista oficiales y otros que se rescataron de la banca norteamericana, se
creó así el mercado del dólar en Europa cuando –con las modificaciones del
tratado de Bretton Wood- los Estados Unidos estatuyó la no convertibilidad del
dólar y lo estableció como moneda patrón, 1969-1971, con un régimen de tasas de
cambio flotantes, con el dólar como moneda reserva y fundamental, medio de pago
en las negociaciones internacionales. Esto es, el mismo manejo tecnócrata y
burgués de los expertos económicos de la Unión Soviética después de la muerte
de Stalin, entre los que se encontraban Leonid Kantorovicht, premio nobel de
economía de 1975 (teoría Óptima sobre la Asignación de Recursos Escasos),
propició el fortalecimiento de los mecanismos económicos y
monetarios-financieros capitalistas, con cuyas aceleraciones de precios en el
mercado mundial dados por la política neoliberal –ley de Corriente Interna de Igualación de Precios Múltiples12-,
constituyeron el catalizador fundamental de inflación explosiva para derrumbar
la estructura económica y sistema político institucional de la URSS no
fundamentado en la mera y palmaria ganancia capitalista, bien que estructurado
en el mismo esquema político-jurídico de dominación en el que toma su referente
ideológico.
Y en cuanto a nuestra situación, sin embargo,
que era la estrategia del comandante Chávez, este mecanismo del control
cambiario, junto con otros términos de la política económica keynesiana, por
ejemplo el del efecto multiplicador, venía permitiendo un intervalo de tiempo
de regularización de las actividades económicas internas de nuestro país a tono
más o menos con los intentos de establecer
una política de transformaciones revolucionarias, aun dentro del modo de
producción capitalista, con una circulación de mercancías más o menos
reguladas a las necesidades totales del
pueblo.
Históricamente,
a partir de 1933, éste ha sido un factor muy importante y el presidente Chávez
lo supo manejar bastante bien, puesto que logró estabilizar el valor de nuestra
moneda circunstancialmente entonces. Este factor que propicia la
economía keynesiana del manejo autónomo nacional de los sistemas de precios,
fue el que favoreció enormemente la acción de la política económica de la
revolución rusa durante más de cincuenta años. Y el imperio, con su larga
experiencia, para nuestro caso del gobierno bolivariano, aprovechó los momentos
de desconcierto nacional que causaba el estado de agonía del comandante Chávez
y atacó en lo inmediato mediante su “lobby” económico, mucho más efectivo que
con su injerencia política directa de desestabilización y golpismo. Y nada de
esto lo pudo prever en el movimiento revolucionario nuestro, ni siquiera como
vislumbre de aviso, lamentablemente, por no tener estudios e investigaciones a
estos efectos.
c) Bien, hasta
aquí. Esta es la situación que tenemos. Y pues además, constituye para
Venezuela, para la revolución bolivariana, socialista-comunista quiéranlo o no,
el punto límite en el cual nos encontramos
aquí y ahora. El punto
límite es aquel, de acuerdo con nuestra apreciación de estos hechos, para el
caso de algún tipo de conocimiento que ha alcanzado su techo respecto a la
solución de los problemas que les atañe, en el que no puede avanzar más. Punto
en el que una vez llegado a él, agotadas todas las previsiones teóricas, de
conocimientos, y prácticas del proceso de explicaciones y de soluciones, su
conocimiento cae en la invalidez total. Un ejemplo totalmente válido de la
llegada al punto límite, los últimos momentos de la URSS
1989—1991. En aquellos momentos, con la elongación de la crisis económica, la
que ya venía con su crecimiento en bola de nieve, que envolvió abruptamente a
la URSS –encarecimiento de los alimentos con escasez y grandes colas para conseguirlos,
aumento del desempleo, el peso del pago de las deudas que aumentaron después de
la década de los setenta, disminución de las divisas y reservas de oro y muy
limitadas por las ventas de los gobiernos de Khruschev, Brezhnev, y Andropov-,
se les fueron cerrando todas las salidas
de la revolución y el avance en marcha se detuvo y paralizó totalmente en
medio de una gran debacle económica-social, política y militar. Y a la vez,
todo el mundo cayó en un estado general de desconciertos, confusiones, sectarismos,
contradicciones y conflictos, y quienes tenían el poder entonces, como
propietarios privados, resolvían los
conflictos por la agresión y la represión a las anchas y reales ganas de sus
intereses burócratas contra cualquier crítica en contrario, aunque ésta fuese
de sus propios partidarios. En este ámbito la derecha contrarrevolucionaria,
junto con la interna que estaba agazapada dentro del Partico Comunista con
Yeltsin a la cabeza, toma la dirección de la opinión pública sobre los hechos
políticos, económicos y sociales con sus medios de comunicación masiva en manos
de la derecha capitalista y se fortalecía cada vez más; mientras, con su
ataque oportunamente feroz, debilitaba y quebraba la revolución. Las ventajas
económicas que recaían sobre la población y en general, soportadas sobre
avances científicos y tecnológicos planificados (hombre-máquina hora) términos
de productividad, y soportados sobre planes y programas de investigaciones con
las que, en principio, la URSS primero igualó y luego se empinó con su tasa de
productividad –con excepción en la producción de electricidad- sobre los
Estados Unidos a principios de la década de los cincuenta hasta los años sesenta
aproximadamente, se fueron desvaneciendo y se
tornaron más bien en desventajas cada vez más pronunciadas en tanto el
sistema socialista, estructuralmente muy deficiente en sus bases, se acercaba
cada vez más, inexorablemente, a su punto
límite de inflexión, en el que explotó.
Es importante señalar
que el equipo económico del gobierno (y el mismo gobierno del Kremlin) de la URSS, ya en esos momentos, estaba totalmente bajo el control del FMI, BM, de la
Universidad de Harvard con sus lobbies y del Departamento de Estado del
gobierno norteamericano, quienes les dictaminaban directamente qué debían y
tenían que hacer ante su crisis. Efectivamente, Gorbachov pactó con el gobierno
de los Estados Unidos la disolución de la URSS, a cambio de la pérdida de
influencia sobre los Países Bajos y del área de Afganistán. Gorbachov se tragó
(bona fide) el cuento del cese de la guerra fría que le prometió el
imperialismo norteamericano.
La gran revolución rusa con la URSS a la cabeza, no pudo
superar el modo de producción capitalista ni su formación social política-histórica.
Es decir, la URSS no pudo superar con su método general de experimentación
social-productiva al método general de experimentación capitalista porque, con
la realización práctica de los hechos que se hacían, el método general de
experimentación del denominado “socialismo real” era el mismo que el del
capitalismo. Tenga usted presidente Maduro en cuenta este pequeño detalle.
Esa fue, tal vez, una parte muy importante de lo que pasó en
la URSS con su derrumbamiento estrepitoso, y pues, esa lamentable experiencia
debemos tomarla muy en cuenta en nuestras circunstancias coyunturales, pues,
ante este poderoso y vasto enfrentamiento contra el sistema capitalista, este
ejemplo bien nos puede servir de referencia básica a nosotros, presidente Maduro,
ante esta complicada situación en avalancha demoledora contra la revolución
bolivariana que vivimos en Venezuela, respecto a lo que no debemos hacer y a lo
que tenemos que cuidarnos no hacer nunca jamás frente a las estructuras de
poderes de dominación del imperialismo capitalista, tan vastamente poderoso él.
Y respecto a nuestra situación nacional, presidente Nicolás Maduro,
después de la desaparición física del presidente Chávez, se presiente, se
siente e intuye que con el deterioro imparable de las condiciones de vida de
la población, algo no está bien. Algo tiende a estar cada vez peor, en tanto
ese otro algo tan grandioso chavista para nuestro país, para nuestra historia,
sentimos que se nos cae sin remedio, incluso aún dentro de nosotros mismos no
solo lo presentimos sino que lo estamos viviendo en carne.
Vea usted presidente Maduro, en el curso de estos últimos dos años lo
que los trabajadores venezolanos hemos pagado por explotación a los capitales nacionales y extranjeros
asentados en nuestro país se ha triplicado en cuantía de esfuerzos de la masa
de trabajadores venezolanos.
Del total de nosotros los trabajadores,
alrededor de más de 19 a 20 millones de venezolanos activos y no activos, por
pagos de intereses de capital, de dividendos y reservas, de costos a sus
funcionarios, de ganancias y gastos de realización de la guerra –mediática, de
plumíferos y opinadores con sus programas de televisión y escritos y de
golpistas- contra el gobierno y el pueblo venezolano, ha salido el equivalente
del producto monetario-financiero producido por alrededor de 60 millones de
trabajadores, en lo que apenas somos 19 millones. Y esta brutal explotación del
capital nacional junto con el capital multinacional contra el pueblo de
Venezuela, su equipo económico tiene alta responsabilidad que se haya cometido
impunemente, a través de las mismas leyes económicas del capitalismo explotador
e infrahumano que su equipo económico sustenta. Esto no podemos ocultarlo porque si no,
nosotros también seríamos cómplices espernibles de ello.
Presidente Maduro, cuídese del neoliberalismo de su equipo económico y
mucho más cuídese de los lobbys que su equipo económico recibe del FMI, del BM,
del BID y del Bank of America entre tantos otros lobbies con sus “asesoramientos”
soterrados, camuflados, entre tanto otros, los que están interconectados con la
CIA y el Departamento de Estado en la materia de información y decisiones
económicas financieras, que ellos conocen muy bien sobre Venezuela, sobre la
situación cada vez más crítica de su gobierno.
Por supuesto,
no presumimos acusaciones contra usted, porque sabemos sus esfuerzos y de su
responsabilidad ante tan poderoso complejo de cosas. Son, más que todo,
reflexiones las que, entre todos, nos hacemos llegar a nosotros mismos con
honestidad e integridad revolucionaria.
REFERENCIAS
7 Siguiendo aquella
misma vieja política adeco-copeyana de ineficiencia e impunidad administrativa
con empresas estatizadas del Estado, la nacionalización de la industria
siderúrgica, las de las centrales azucareras; junto con los centros
comerciales, cadenas de supermercados y las areperas socialistas, las de
comunicaciones, las de los servicios de aeropuertos, del sistema bancario, las
de industrias de lácteos y tantas otras, como las torrefactoras de café, en la
mayoría de ellas la burocracia capitalista se las ha tragado, dejándonos este
nefasto resultado de quiebras y despilfarros, sin que ninguno de quienes han
cometido esos desastres se les haya aplicado justicia. Página 22.
8 Éste ha sido y es
el papel estratégico de las grandes corporaciones multinacionales con sus
densas e intensas magnitudes de capitales cuales acantonamientos de
instrumentos económicos financieros en plan de invasión de los distintos
espacios nacionales del planeta que han sido tomados, mediante las inversiones,
en sentido geopolítico-militar: estratégico. Así la Unilever; la General Motor; la Ford Motor, la
Chevrolet, la Coca-Cola; McDonald; la IBM; la Atlanty Richfield Company; Fiat,
adscrita al grupo Sikorsky (consorcio aeronáutico); la Sony: la Matsushita
Electric; la Industrial Chemical International (ICI), cuyo dueño, Sir John
Harvey-Jones, maneja a sus trabajadores, y en general, como a su burro: “Montar
un burro es fascinante porque sólo se puede montar estando en la mente del
animal; se tienen muy pocas ayudas, muy poco control sobre el animal, solo se
tiene la voz”. Y así con Petro China, HSBC Holding; General Electric; JP
Morgan; Royal Dutch Shell; la Chevron; Exxon Mobil; y tantas otras más que,
ubicadas en las quinientas más grandes en lo internacional, plagan el planeta
con sus capitales expresados en miles y miles de empresas más, las que
constituyen a la vez, grandes corporaciones militares, adláteres a los ejército
de los gobiernos del imperialismo norteamericano-europeo. 27.
9 Con la crisis por
no obtención de divisas que ocurrió con el ajuste del tipo de cambio de 4,30 y
6,00 bolívares por dólar en febrero de 1983, y luego, en 4,30 y 7,50 bolívares
por dólar en febrero de 1984, en ese lapso, todas las industrias y empresas
comerciales en su gran mayoría no pudieron cumplir con sus compromisos de pago,
y ante esta situación entonces, grupos políticos oportunistas adecos y
copeyanos crearon empresas fantasmas y se colearon en las listas de
industriales y empresarios buscando obtener dólares con sus empresas de
papeles, muchos de ellos logrando el reconocimiento de dichas deudas por parte
del Estado. Se dan aquí dos fenómenos: 1) dentro de las normativas
establecidas por la Superintendencia de
Bancos acerca de la obligación de las empresas de presentar, por un lado, Certificados de Fianzas, emitidas por
los bancos a favor del fisco, para poder
garantizar la utilización de divisas a cambio preferencial otorgadas por el
Estado; y 2) presentar Fianzas
de conformidad mediante las cuales la banca le garantizaba a Recadi que la
conformidad de importación de los bienes comprados al exterior, eran bienes que
estaban situados en puerto. Por la otra, junto con las operaciones normales de
captación de los bancos, entre las que se sumaban las del doble otorgamiento de
fianzas y el reconocimiento de las deudas admitidas por el Estado de todos los
bancos, todo ello llegó a exceder el límite de obligaciones establecido por la
Ley General de Bancos y Otras Instituciones, que era dos (2) veces su capital
pagado y de reservas (Arti. 32), como así también para el encaje legal Luego, el exceso de solicitudes de ambas
garantías sobrepasaron a su vez, en montos monetarios, la capacidad de los
encajes legales de los bancos frente a las disposiciones del BCV, y ante esta
situación violatoria la Superintendencia de Bancos apeló a regularizar dicha
situación en cuanto al otorgamiento de la doble garantía, de manera de parar la
extracción desaforada de divisas, para lo cual emitió una Resolución el 4 de
abril de 1984. Resolución que la Asociación Bancaria rechazó, y, seguidamente,
se dirigió al Ministerio de Hacienda solicitándole que derogara la Resolución
de la Superintendencia de Bancos. Sin embargo, el Ministro de Hacienda ratifico
la Resolución de la Superintendencia de Bancos. En total, toda la banca del
país, con excepción del Banco de Venezuela violó todas las normas legales
establecidas entonces. Entre tanto, a lo largo del proceso desmantelaban con el
robo descarado y abierto toda la estructura crediticia del Estado: la
Corporación Venezolana de Fomento; el Banco Obrero-INAVI; el Banco Industrial
de Venezuela; el Banco Agrícola y Pecuario-Bandagro; el Banco de los
Trabajadores de Venezuela; los Bancos de Fomentos Regionales; el ICAP y tantos
otros. Así mismo se robaron completos los bancos BND y el Banco de Comercio
junto con el Latino. Página 27.
10 La ley de distribución
de la tasa de ganancia nacional se define por la de distribución d la tasa de la plusvalía nacional obtenida del
trabajo (x) entre las formas básicas del
capital, de los capitales (y) que ocupan el territorio nacional. Esta ley de
distribución de la tasa de ganancia nacional se establece por coordenadas y
velocidades en función del tiempo (t) de movimientos del capital para su
recomposición, en presencia de un campo potencial de fuerzas arbitrarias
(precios) establecidas para el rendimiento (precio) neto de los componentes del
capital que constituyen los mecanismos operativos del mercado. Y en este
aspecto, la velocidad del interés del capital (i) por la sobredeterminación precio (z) no
depende de la velocidad de los demás factores de la estructura económica
productiva real, sino que el eje que determina la dirección del movimiento de
todos los factores económicos, lo determina como corazón y cerebro del sistema
económico mundial el del precio del dinero financiero que encabeza la punta
inflacionaria Z, en términos de Corriente Interna de Igualación de Precios
Múltiples (ley). Y por esas razones, esta ley de distribución afecta
destructivamente la distribución óptima de los servicios del trabajo entre las
diferentes industrias y ocupaciones, empezando por la desutilidad marginal
creciente que producen los capitales agiotistas o abstractos, de papeles, de
los mercados de capitales a los capitales productivos, de producción real de
bienes y servicios del país. Los técnicos del gobierno con su neoliberalismo,
fundamentalmente los del Banco Central de Venezuela, no ven estos efectos
nocivos contra los capitales de la nación. Página 28.
11 Estas son
expresiones del Dr. Nelson Merentes, presidente del Banco Central de
Venezuela, quien hace el prólogo de
libro EL EFECTO TRANSFERENCIA (pass-through) DEL
TIPO DE CAMBIO SOBRE
LOS PRECIOS EN LATINOAMÉRICA, Omar Mendoza Lugo (editor) . Obra con la que
se expone y expresa la esencia del pensamiento económico neoliberal de la
dirección del Banco Central de Venezuela, y parte muy sustancial de la política
económica monetaria del gobierno bolivariano en estos momentos. Página 32 de
este texto
12 Esta es una ley
deriva de la ley de los precios crecientes, es una regularidad de ella.
Constituye una ley covariante que regulariza los términos de la ley de precios
crecientes de Adam Smith. Ley descubierta por la investigación del equipo de
América Libre y Socialista, y en lo particular descubierta por Pablo Carvajal
en 1993, VIDA O MUERTE, Disyuntiva de la
Humanidad Frente al Sistema Capitalista, obra inédita. Con esta ley, los
capitales multinacionales aceleran los términos de la explotación del trabajo,
intensificando las manifestaciones de la ley de la plusvalía; la que se realiza,
a su vez, por la intensificación de la tasa de ganancia de los capitales en los
territorios nacionales invadidos y explotados. Página 33 de este texto.